Cuaresma-Pascua

Cuaresma

Pero, Señor, ¿QUÉ ES ESO de orar, dar limosna y ayuno?
¿Es que hay gente que sigue haciéndolo de verdad?
No, no… me refiero a gente normal, eh!!!!
Sí, hombre, sí… Se trata de ser normales, no te preocupes.
Y los cristianos lo somos.
Oración, limosna y ayuno…
Tan fácil como prepararse o entrenar para una gran carrera.
¿Eso lo entiendes?
Recuerdo haber oído eso de distintos medios para llegar a la Pascua
y celebrar la muerte y resurrección de Jesús con el corazón preparado.

¿Algo así como abdominales, carrera y flexiones
cuando me preparo para un partido?
Pues sí, algo así. Lo vas pillando.
Sobre todo, recuerda que se trata de convertirnos por dentro
y no en apariencia.
¿ACASO VAS A DECIRME QUE TÚ NO NECESITAS CAMBIAR EN NADA?
Pues no sé… tendría que pensarlo… pero a mí me gusta como soy
Pues claro! A mí también me gustas como eres…
¿Cómo no me vas a gustar si te creé Yo mismo?
Pero no se trata de eso, sino de ser cada vez más TU MEJOR YO.
Eso es convertirse,
porque TU MEJOR YO, SEGURO QUE COINCIDE CONMIGO
.

Vale, vale… pero entonces, ¿a mí de qué me vale
si me decido a hacerlo, el ayuno, la oración o la limosna?
Vamos a ver…
EL AYUNO es prescindir de algo que necesitas sin ser imprescindible y que, quizá, sin darte cuenta, te controla más de lo que tú piensas. Y si, además, prescindes de algo que te cuesta dinero, dalo a los pobres o alguna asociación.

La LIMOSNA es eso: compartir lo que tenemos con quien no tiene.

La ORACIÓN es que, al menos, 40 días al año, dejes de decir que crees en mí pero que no influyo e tu vida ni me ves ni me escuchas…
Es decir, si no me dedica ni 5 minutos al día, ¿cómo vas a escucharme?
A ver si lo entiendo…
AYUNAR sería en el fondo un entrenamiento PARA SER MÁS LIBRE, no?
LIMOSNA serían las “abdominales” de nuestra solidaridad fofa, eh?
Y lo de ORAR, ufffff…. Es un poco difícil, reconozco que me cuesta. ¿Cómo se reza? No sé hacerlo
y me aburro de repetir palabras como un loro…
Aunque… ¡Dios mío!
Acabo de darme cuenta
de que llevo hablando contigo –rezando- un buen rato.
¡Ay,!… ¡pues claro!…
si es tan simple como escucharte a ti mismo por dentro alguna vez…
Ahí estoy esperándote; no me busques más lejos.
Y, por cierto, mañana hablamos de nuevo y me cuentas, EN CONCRETO, cómo has decidido ser más libre y solidario en esta cuaresma, o sea, CÓMO VAS A AYUNAR Y
DAR LIMOSNA EN TU VIDA REAL Y CONCRETA este año.
… No te prometo nada… pero… de acuerdo.
Lo pienso y hablamos.
Mira que si al final acaba pillando esto de la Cuaresma…

Pascua

¿Por qué celebramos la Pascua los cristianos?

La pascua ya era una fiesta judía antes que cristiana. Por eso Jesús, que era judío, la celebró con sus amigos los discípulos. Como manda la tradición judía, fueron a Jerusalén porque es la fiesta más importante del año. En aquella época y ahora. Recuerdan principalmente que Dios salvó a Israel de la esclavitud de Egipto (¿recuerdas aquello del Mar Rojo, Moisés…?), los llevó por el desierto (tiempos duros, dudaron de Dios, le dejaron, volvieron a Él… como la vida misma) y los hizo habitar en la Tierra Prometida (la felicidad, la paz, lo que todos buscamos…). Por eso, uno de los significados principales de la palabra PASCUA es PASO: el paso de ser esclavo a ser libre, de no creer a creer en Dios, de la muerte a la vida… DIOS PASA  y cuando pasa, siempre transforma algo…

Los primeros cristianos entendieron que lo que ocurrió con Jesús aquellos días, era el centro de la fe. Tan importante, que al principio, en todo el año, la única fiesta de los cristianos era la Pascua. No había ni adviento, ni navidad, ni cuaresma. Sólo Pascua. Pero una Pascua nueva, distinta de los judíos. Ya no recordaban sólo la liberación de Egipto (que también) sino sobre todo el paso de Jesús, de la muerte en Cruz a la Vida Resucitada. El paso de querer a Jesús como un amigo, un buen hombre, un profeta, un líder… a reconocerlo y seguirlo como Hijo de Dios que nos ha salvado de la muerte (es mucho más que un hombre), y contarlo al mundo, aunque por ello les echaran a los leones… ¡Un gran PASO! ¿no te parece?

Por tanto, tú celebras la Pascua de Jesús si te unes a Él y le acompañas en su vida, en su arresto, en su muerte, y en su Resurrección. Él espera siempre que cada día nos unamos a su Pasión. ¿Cómo puedes unirte tú hoy? recuerdan siempre: ¡lo propio de Dios es hacer las cosas nuevas, renovarlo todo! ¡lo viejo, lo caduco, lo que no sirve, no es de Dios! Su Resurrección te invita a dejar lo viejo que hay en tu vida, lo que te hace sufrir y hace sufrir a los demás (=eso es el pecado, porque también hace sufrir a Dios)… y te invita a lanzarte a lo nuevo.

En la Vigilia todos renovamos nuestras promesas bautismales; esas que un día alguien hizo en tu nombre: tus padres y tus padrinos. ¿Quieres renovarlas hoy? Hazlo conscientemente. Y si no quieres hacerlo, niégate, pero también conscientemente. No sigas por inercia, por costumbre, por cumplir…

No dejes que acabe esta Semana Santa sin dejarte renovar por Dios en algo de tu vida… lo que tú quieras… lo que Él te sugiera… ¿Qué es?

Recuerda que todo lo que se nos regala, todo lo que se nos da, es también una tarea y una responsabilidad. Por muchos regalos que te haga tu mejor amigo, si nunca los abres, los pierdes. Pues eso pasa con Dios: Él te da regalos todos los días… pero tú tienes que ver cuál es tu parte, cómo vas a hacer para “abrirlos”…